Alguien ha dicho la estupidez de que
hombres y mujeres no podemos ser amigos, verdaderos amigos. No sé si el
concepto fue introducido por Rob Reiner en “Cuando Harry encontró a Sally”
(When Harry meets Sally) o si es anterior a esta película, pero pienso que
quizá a partir de la exhibición de la misma se popularizó la idea.
La razón argumentada que imposibilita tal
relación afectiva es el sexo; básicamente, el deseo sexual del posible amigo
por la potencial amiga.
Toda mujer de cierta edad sabe que los hombres
pensamos o asociamos nuestros pensamientos al sexo. Es algo inevitable
(argumentaba en una reunión familiar, que o se lo debemos a dios que así nos
hizo o a la evolución natural, pero así somos). Somos sexosos por naturaleza o
designio divino.
Yo responsabilizo a la naturaleza, que
además, juega y se divierte a veces con nosotros los hombres, cuando por
ejemplo llega una erección, así, sin avisar, cuando no debería; o cuando no le
apetece aparecer, así nos “ultraconcentremos” en que así sea. En ambos casos
quedamos “mal parados”; aunque siempre será mejor pecar de perverso que de
impotente.
Es evidente que al entrar en contacto con
un espécimen del sexo femenino siempre lo escaneamos en función de su
sexualidad: ¿es guapa? ¿está buena? ¡qué nalgas, por dios! Pero qué flaca es
esta mujer, qué sonrisa tan linda, etc.
Aunque es el trato y como diría mi comadre
Mabel: “la capacidad de dejar las hormonas y los prejuicios a un lado”, lo que
puede hacer florecer una bella amistad entre individuos del sexo opuesto
heterosexuales (es bien sabido que los gays son grandes amigos de las mujeres).
Que si la amiga en cuestión tiene pechos
de campeonato, será difícil no mirarlos y admirarlos. Pero quedará sólo en eso.
Es que cada quien habla desde la experiencia propia. Sí es verdad que en la mayoria de esas relaciones puede haber alguna tensión sexual en mayor o menor medida. Es como el debate de si puedes seguir teniendo amistad con tu ex o no: cada persona marca la diferencia, no hay reglas absolutas.
ResponderEliminarSí, claro, pero estoy convencido de que muchos no pueden hacerlo porque nunca dejan de pensar en la cama. Como en todo, depende de las personas involucradas.
EliminarUn abrazo.